Era lunes por la mañana, uno de esos días en los que dan ganas de un chocolate caliente y quedarte entre las frazadas abrigado solo viendo televisión, el cielo estaba negro y como pequeños diamantes cayendo del cielo las gotas mojaban todo lo que tenían a su paso.
Caminaba como siempre para llegar a mi destino, un local moderno donde vendía gorras de todas las tallas y modelos; trabajaba ahí de 10 a.m. a 7 p.m. y siempre estaba ocupado.
Aquella mañana llegó una joven con un vestido rojo, escote en “V” y tacones muy altos con los cuales apenas podía caminar, traía el cabello suelto y con la lluvia se le había esponjado un poco. Tenía mucha prisa y me pidió un ejemplar para un niño de siete años el que fuera, no importaba; tomé un modelo único de esa talla que me quedaba y mirándola fijamente a los ojos, como si estuviese hechizado se lo entregué, que mala mujer de seguro era para su hijo el cual estaba cumpliendo años y no se tomó ni la molestia para escoger un buen gorro; en fin se lo entregué, pagó y se fue…malvada ni las gracias dio.
Después llegó la muchacha de la cual estoy perdidamente enamorado, es alta, tez blanca, cabello oscuro, sonrisa cautivadora y muy, muy pero muy linda; siempre pasamos muchas horas platicando las cuales se me pasan volando; ella no sabe lo que siento y me parecía que era hora de que se enterara. Entró, como siempre, sonriendo; traía pantalones cargo (aquellos que tienen muchas bolsas) color verde una blusa blanca estampada y una gorra, lo cual me parecía perfecto en su vestir porque a mi me gusta el hecho que las mujeres usen gorras; me saludo preguntando cómo estaba a lo que conteste que bien seguido de – “tengo que hablar contigo”- , ella se puso seria y solo me dijo “Dime, ¿en qué te puedo ayudar? y comencé a plantearle la situación. Mientras más hablaba la expresión de su cara comenzó a cambiar así que decidí finalizar diciendo que era una broma ella sonrió y se fue.
De pronto, inspirado y pensando solamente en ella, sentí que una sombra venia del lado posterior de la tienda, era mi jefe, indicándome que ya era tiempo de mi partida, me sentí entre feliz y triste, porque me encantaba mi trabajo pero también me encantaba el hecho de ir a buscarla, entonces decidí por la última, cerré el local y con una sonrisa de oreja a oreja fui detrás de ella. Ella vive en la cuadra 3 de la Av. La Castellana, el local donde laburaba quedaba en Av. Caminos del Inca, algo lejos, pero el hecho de verla me hacia capaz de grandes cosas, entonces tomé el primer taxi y fui a su domicilio, a cuadras por llegar noté que salía de nuevo, traía un vestido negro ajustado con una cartera del mismo color, pensé que se iba a una fiesta, pero bueno .. llegué muy tarde, cuando andaba por la Vía Expresa para regresarme a mi casa, justo en otro carro noto que estaba ella con unas chicas más, así que pensándola mejor me regresé con un amigo a esperarla a escondidas afuera de su casa para que, lleno de valentía y atrevimiento, decirle lo que sentía por ella.
Espere a mi amigo a que regresara con su carro para quedarnos dentro porque corría un viento parecido al de las tormentas que azotan las zonas de la Sierra de nuestro país. Ya eran las 2 de la madrugada y ni sombra de ella, mi amigo y yo estábamos en Johnny Walker Black Edition, Absolut Vodka y varias latas de cerveza Cusqueña. 3 de la madrugada, nada.. absolutamente nada, 4 de la madrugada, un carro venía parecido al vehículo donde estuvo ella cuando la ví en la Vía Expresa, pasó fugazmente mientras de mis ojos brotaban la máxima emoción que puede haber cuando se espera a alguien querido, decepción total.. el carro nunca se detuvo.
Eran casi las 6 de la mañana, estaba quizá un poco pasado de copas, de pronto ya sin temor, valentía, inspiración, estaba en cero, mi cuerpo en cero, quería dormir, soñar con ella, verla y decirle que la quería, pero estaba ebrio. De pronto el carro donde andaba ella, se estacionó en la casa de la chica de la cual estaba enamorado, baja una chica .. no era ella, porque tenía el pelo largo y vestía un vestido rojo, no la conocía; en fin tampoco me interesaba, luego bajó ella con el pelo amarrado, estilo que no me gusta en las mujeres porque el pelo suele maltratarse al amarrárselo así
, entonces las 2 iban conversando hasta llegar a la puerta de su casa y mencioné “Ya es hora de entrar en acción”, esperando emocionado a que su amiga se largue, esta misma la agarra de las manos y le manda un beso apasionado y con total descontrol, sentí cosas al comienzo, luego sentí decepción y al final me dio asco, no pensé enamorarme de una lesbiana.. o quizá bisexual, sea lo que sea, a partir de ahí me daba asco el tan solo hecho de verla, con todo el alcohol encima hice que mi pata me regresara a mi casa.
Recordando la última vez que la vi de cerca, nunca me imaginaría que la mujer que la había besado era la chica que en el trabajo buscaba apresuradamente y sin ver modelo ni talla, un modelo para su hijo, criatura que ella y la chica de la cual estaba enamorado, lo mantenían.
Quizá me de una lección eso de estarme enamorándome rápido por el hecho de mirar unos grandes bustos o unas grandes nalgas moviéndose al compás de sus piernas al caminar, pero tampoco pensé equivocarme tan feo en la opción sexual de una chica, bueno eso nunca se sabe, es cuestión de conocer perfectamente a la mujer y eso es lo que me faltó.. conocerla mejor.
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